"Me llaman siempre
y a cualquier hora,
me llaman guapa
uno siempre deshora,
me llaman puta
también princesa
me llaman calle sin Nobleza.
Me llaman calle
calle sufrida,
calle perdida
de tanto amar."
Cartagena es una ciudad espectacular. Por esta temporada está llena de turistas. Familias enteras de caucásicos, o también hombres solitarios, o un grupo de amigos. Todos rubios, altos y de ojos claros, que contrastan notablemente con los criollos.
Si preguntas a un turista europeo las razones por la cual escoge la ciudad amurallada para pasar sus vacaciones, seguramente nombrará el mar, la brisa, la comida, la cultura y todo eso que encuentras en los folletos oficiales de la ciudad de Cartagena, esos folletos que te entregan al arribar al aeropuerto. Probablemente no te dirán, en su sano juicio, que vienen por droga, que vienen por los reventones y sobretodo, por la prostitución.
Por supuesto, yo, como tú, he visto programas en la televisión en los que se comenta y se denuncia la prostitución rampante que se ve en Cartagena, he leído sobre la forma en la que se acepta la prostitución en esa ciudad de menores de edad, como si fuera algo normal. Nadie hace nada, por más que nos indignemos en el momento en que lo leemos. Por supuesto, como todos, me olvido de que esa situación, me afecta.
Y no es que sea yo una prostituta, para que dicha situación me afecte. Para nada. Es que, como soy colombiana, sobretodo persona. No quiero que el ambiente en el que vivo, sea turbado, sea corrupto por este tipo de negocios en los que se aprovechan de las necesidades económicas y del cuerpo ajeno para ganar dinero extra. Por eso, pienso y digo, que la prostitución, al igual que otros tipos de actividades ilícitas, afectan a todos los colombianos, de cualquier clase social.
Desde hace dos meses estoy en Cartagena. En un conjunto cerrado en el que veo playa, veo brisas, hombres guapos y la gente muy agradable. En las noches, salgo con mis primos que me muestran las calles de Cartagena. Llena de luces, de gente, de música y de olores deliciosos que expide la comida al aire libre. Debo admitir que me siento muy bien al estar aquí. Es una delicia. Sin embargo. Me preguntaba si era cierto que podíamos ver, así como quien no quiere la cosa, todo eso de lo que estaba hablando en los párrafos anteriores; mis primos aseguraron que sí podíamos verlo. Es más, una noche de farra nos acercamos a uno de los lugares llamativos de Cartagena. En donde podemos apreciar la llamativa arquitectura de la ciudad, brillando bajo las luces cercanas. Y también podemos apreciar, jóvenes criollas, vestidas provocativamente, dialogando con los simpáticos turistas.
Obviamente, lo ví de paso, tras los vidrios de un carro. Quedé impresionada, al ver tantas menores de edad tan tarde por las calles. Y cómo son tomadas como burla en algunas conversaciones que oí por algunos tipos. Sencillamente, me lastima oir lo que dicen sobre una mujer, y no sólo eso. Sino que también, se burlan de la situación que ellas viven.
Da mucho pesar darse cuenta de que, es la única manera que encuentran estas niñas para ganarse unos cuantos pesos, vendiendo su cuerpo y su valor, porque no encuentran otra forma. El estudio no está en su camino, ya que carecen de dinero. Y el dinero que pueden conseguir gracias a un trabajo digno, se les escabulle por falta de educación. Me da escalofríos ponerme, aunque sea unos segundos, en los zapatos de ellas. Porque hay que tener mucho coraje, o estar muy desesperada, como para dejar que manoseen tu cuerpo, hombres desconocidos, muchos sin dientes, que huelen mal o que sean grotescos. O qué importa que sean guapos, si no hay deseo. Debe ser una experiencia muy fea.
Lo peor es que, no ven salida alguna porque nadie las ayuda. En Cartagena, la línea que divide a los ricos de los pobres está bien marcada y falta mucho corazón humilde y colaborador en quienes tienen los recursos para ayudar, y mucho peor, tienen el DEBER de ayudar y no lo hacen.
3 comentarios:
hola mafe, que bn que publicaste algo nuevo y si es manu chau mejor muy bueno, exelente, a mi me encanto... vamos sigue asi tqm. no te olvides de mi estamos perdidos. besos
muy bn, exelente, cuidate maria fernanda.
wow...Profundo.
No habia tenido en cuenta la idea de que los funcionarios políticos de Cartagena no optan medidas estrictas en contra de la prostitución o las drogas porque ellos reconocen que, gracias a ellos, el turismo ha incrementado.
Qué horror. Las prostitutas cartageneras tienen un gran deber.
Ellas mantienen a Cartagena y a sus politicos, viendolo de esa forma.
Y me uno a Cristo. Qué bueno que posteaste. Sigue pues.
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